Este jueves se estrena en cines argentinos una nueva entrega del clásico detective creado por Raymond Chandler.
Sinopsis:
A finales de los años 30, en los bajos fondos de Los Ángeles, el detective privado Philip Marlowe (Liam Neeson) es contratado para encontrar al ex amante de una glamurosa heredera (Diane Kruger), hija de una conocida estrella de cine (Jessica Lange). La desaparición desentierra una red de mentiras y Marlowe se verá envuelto en una investigación peligrosa y mortal en la que todos los implicados tienen algo que ocultar.
Crítica:
La historia de Sombras de un Crimen es una adaptación de la novela The Black-Eyed Blonde: A Philip Marlowe Novel de John Banville bajo el pseudónimo de Benjamin Black. Es un film que tiene el gusto de las novelas negras clásicas, en que primaba más la construcción de cada escena que la coherencia de la historia. En este sentido tiene casi las virtudes y también los defectos, siguiendo más o menos los standares de las películas sobre el detective creado por Raymond Chandler.
Los actores están correctos; Liam Neeson interpreta un Marlowe envejecido y cansado y lo hace muy bien; oír sus diálogos con Jessica Lange en todas y cada una de sus intervenciones es algo placentero. Mientras que Diane Kruger logra ponerle un sello distintivo al clásico papel de la femme fatale de este tipo de películas.
Sombras de un crimen es una correcta película de detectives hecha a la vieja usanza con los enredos arquetípicos del cine negro, construida a base de diálogos de humor negro, ácidos y cínicos. Aunque sea una película genérica, Neil Jordan muestra su oficio, con escenas bien planificadas, ejecutadas y encadenadas. No es pretenciosa y tanto la narrativa como el ritmo son un poco torpes pero los diálogos sobre el humor previo a la neocensura de la corrección política y el tratamiento humano de los personajes hacen que merezca la pena verla, sobre todo para aquellos fanáticos del personaje creado por Raymond Chandler.