El Club de los Vándalos | Review

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Este jueves se estrena en cines la nueva película del prolífico director de Take, Shelter, Mud y MIdnight Special.

Después de su prometedor debut con Shotgun Stories, Jeff Nichols consolidó su reputación con las sobresalientes Take Shelter y Mud. Su trayectoria continuó con dos propuestas diversas: Midnight Special, una carta de amor al género de la ciencia ficción con un toque Amblin, y la aclamada Loving. Ahora, tras siete años desde su última obra, Nichols vuelve con El Club de los Vándalos, protagonizada por Austin Butler, Jodie Comer y Tom Hardy.

El film explora los días de gloria de una banda de motociclistas del Medio Oeste a finales de los años 60 y principios de los 70. Inspirada en las fotografías en blanco y negro de Danny Lyons, la película presenta una visión de una subcultura habitada por almas perdidas. Para brindar esta perspectiva, Nichols nos presenta a Kathy (Jodie Comer), la esposa del rebelde Benny (Austin Butler, pasando de Elvis a evocar a James Dean). Kathy se encuentra relegada a un distante segundo lugar detrás de la vida de motociclista de Benny y su mentor, el líder de la pandilla Johnny (Tom Hardy).

El primer encuentro de Kathy con la pandilla ocurre en un bar de mala muerte, donde ha quedado con una amiga. Los hombres la repelen, le dan manotazos, le lanzan miradas lascivas y risas burlonas. Sin embargo, Benny, con su aire relajado, la fascina a pesar de las advertencias de su amiga. Convencen a Kathy de subirse a la moto de Benny. Ella se pone nerviosa, al igual que el público, gracias a un diseño de sonido tan inmersivo que es como estar atrapado en el carburador de una Harley Davidson. El uso del sonido y la banda sonora (suenan temas de Muddy Waters, Cream y The Shangri-las, entre otros) de David Wingo son elementos cruciales en la película.

Es evidente que El Club de los Vándalos rinde homenaje a películas clásicas del género, como The Wild One y Easy Rider (mencionadas explícitamente en la película), e incluso contiene elementos de la serie Sons of Anarchy. Sin embargo, la cinta de Nichols no se limita a emular estas obras, ya que logra un delicado equilibrio entre criticar el machismo impregnado de testosterona del mundo de los motociclistas y al mismo tiempo enamorarse profundamente de él.

Las actuaciones son fundamentales para el éxito de esta película. Jodie Comer (El Último Duelo de Ridley Scott) se destaca por su interpretación de Kathy, aportando carisma e ingenio al valiente personaje. Nichols sitúa a Kathy en el centro de la historia de la ficticia banda de motociclistas de Chicago, The Vandals, inspirada en hechos reales. Kathy es, al mismo tiempo, parte integral de la banda debido a su relación con Benny y, como mujer, una marginada eterna. La película utiliza fotografías y entrevistas de Danny Lyons (interpretado por Mike Faist) para capturar la voz de Kathy y construir el relato.

La película reflexiona sobre las decisiones de este grupo de personas que buscaban una idea de libertad absoluta representada por las motocicletas. Aunque Nichols plantea que esta libertad absoluta era solo un mito, el filme las presenta de una manera seductora. Johnny, el fundador del club inspirado por la película de Brando, descubre que ser líder es un papel agotador y carente de la libertad que él imaginaba. Kathy se siente atraída por el peligro y el salvajismo de Benny, pero luego se da cuenta de que estas cualidades lo convierten en el peor de los maridos

En resumen, El Club de los Vándalos es una reflexión profunda sobre la búsqueda de libertad y la inevitable confrontación con las limitaciones de esta aspiración. Nichols logra una narrativa que es tanto una crítica como una oda a la subcultura de los motociclistas, llevándonos a un viaje emocional y visualmente impactante a través de los desafíos y contradicciones de sus personajes.

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