Este jueves se estrena en salas argentinas la secuela del film de 2019 sobre el clásico villano de DC Comics.
El escenario de la vida está lleno de juicios, villanos, violencia; pero también tiene amor, humor y momentos de humanidad. Entre las miserias y maltratos, siempre hay quienes nos tienden una mano. Dentro de esta gran puesta en escena, el cine cumple su función, desde el cine lúdico que nos distrae de los problemas cotidianos, hasta el drama que nos enfrenta a las duras realidades. El primer Guasón (2019) se colocó firmemente en esta última categoría, sorprendiendo al mundo con un villano que pocos conocían en profundidad. Con influencias de Taxi Driver y El Rey de la Comedia, la película fue un éxito rotundo, consagrando a Joaquin Phoenix como un actor de talla mundial y a Todd Phillips, hasta entonces conocido por sus comedias, como un director versátil capaz de manejar el drama.
Desde el éxito de Guasón, la idea de una secuela parecía inevitable, a pesar de que la primera película había sido concebida como una obra independiente. Ante la presión del público y el éxito inesperado, Phillips accedió a realizar una segunda parte, pero no sin recordarnos constantemente durante la cinta que esta continuación es, en esencia, una respuesta al espectáculo que demanda la audiencia.
Guasón 2 comienza con Arthur Fleck (Joaquín Phoenix) en prisión, enfrentando un juicio por los asesinatos que cometió (incluyendo uno transmitido en vivo). Para evitar la pena de muerte, su defensa busca demostrar su insania, lo que lo lleva a ser internado en un hospital psiquiátrico. Allí conoce a Leé Quinzley (interpretada por Lady Gaga), una joven piromaniaca enamorada de él, y su relación se convierte en el eje de la primera mitad del film. En la segunda mitad, la trama se enfoca en el juicio, con el fiscal Harvey Dent buscando condenar a Arthur, y desfilando testigos que revelan diferentes facetas de su personalidad. A medida que el juicio avanza, la película entrelaza escenas musicales que alivian la tensión y ofrecen una vía de escape para Arthur, mientras explora temas como el abuso de poder y la veneración del Guasón como un héroe antisistema.

Uno de los puntos clave de esta secuela es cómo el Guasón ha evolucionado hasta convertirse en un símbolo de rebelión para parte de la sociedad, aunque se muestra claramente que cuando expone su vulnerabilidad, deja de ser visto como el espectáculo que muchos esperaban. Aquí, Lady Gaga brilla en su faceta de cantante, con números musicales que complementan su interpretación de Harley Quinn, demostrando nuevamente su versatilidad artística.
Visualmente, mantiene la impecable cinematografía de su predecesora, especialmente en las escenas del correccional, que están ejecutadas con un nivel técnico sobresaliente. Sin embargo, la película cae en la reiteración de justificar su existencia como secuela, insistiendo en que el cine es un espectáculo que debe complacer al público, lo que puede sentirse forzado e innecesario desde un punto de vista artístico.
Aunque Guasón 2: Folie à Deux no alcanza el impacto de la primera película y por momentos se siente innecesaria, pero ofrece un análisis interesante del concepto del Guasón como ícono antisistema y profundiza en la relación entre espectáculo y realidad. Si bien su enfoque musical y su insistencia en justificar la secuela pueden ser divisivos, las actuaciones, la dirección técnica y los momentos de tensión logran mantener el interés del espectador. Como espectáculo, cumple con entretener y ofrecer material para la reflexión, aunque no sorprende tanto como su predecesora.