Se estrenó en Apple TV, la nueva película protagonizada por Brad Pitt y George Clooney.
En 2024, suena casi impensable que una película protagonizada por dos pesos pesados de Hollywood como Brad Pitt y George Clooney, presentada en el prestigioso Festival de Venecia, decida saltarse el estreno en cines y apostar directamente por el streaming. Pero eso es exactamente lo que ocurre con Lobos, la última película de Jon Watts, disponible en Apple TV+.
Watts, conocido por dirigir la más reciente trilogía de Spider-Man con Tom Holland, se aleja aquí de los superhéroes para entregarnos un thriller estilizado y pulcro, un tipo de narrativa que parece haberse convertido en el pan de cada día en los servicios de streaming.
La trama arranca con una premisa sencilla: dos «limpiadores» —interpretados por Pitt y Clooney— llegan accidentalmente a la misma escena del crimen. Ambos, acostumbrados a trabajar solos y con precisión quirúrgica, se ven obligados a colaborar para salir de una situación inesperada que podría poner sus vidas en peligro. Desde el primer momento, el conflicto queda claro y, a partir de ahí, se despliega una dinámica cargada de humor y tensión. La química entre ambos actores recuerda a sus colaboraciones en Ocean’s Eleven, aunque esta vez sin alcanzar el mismo nivel de chispa.
Uno de los aspectos más destacables de Lobos es su ejecución técnica. La dirección de Watts, combinada con una cinematografía que saca el máximo provecho de los escenarios nocturnos, crea una atmósfera que se siente claustrofóbica y envolvente. Las escenas de acción están bien coreografiadas, y la banda sonora, aunque no especialmente memorable, acompaña de manera efectiva cada giro de la trama, sobre todo cuando suena Sade.
El problema radica en el guion. A pesar de la química entre Pitt y Clooney, el libreto de Lobos recurre a un desfile de clichés del género, explotados hasta el cansancio. Los personajes secundarios aparecen y desaparecen sin mayor propósito, y las tramas que podrían haber ofrecido algo más intrigante se sienten desarticuladas. Solo se rescata a Austin Abrams (Euphoria) como el tercero en discordia, y el aporte de una actriz del calibre de Amy Ryan en el inicio parece escaso. Incluso el plot twist del tercer acto carece del impacto necesario para revitalizar el relato, convirtiendo la experiencia en una mezcla de secuencias estilizadas que, aunque visualmente atractivas, carecen de sustancia narrativa.
Lobos es, en muchos sentidos, una película fácil de ver. La presencia de Pitt y Clooney, junto con sus actuaciones carismáticas, asegura que el espectador nunca esté del todo aburrido. Pero, al final del día, la película se queda corta en su ambición. Su impecable puesta en escena no logra ocultar que, detrás del brillo, hay poco más que una historia reciclada y un thriller que podría haber sido mucho más. Watts nos entrega una película que, aunque visualmente atractiva, no consigue despegar ni ofrecer algo verdaderamente nuevo o relevante.