Hablemos de Clis Isguor.

Pasiones heredadas, fanatismo que no permiten una mirada objetiva y mucha nostalgia por años que pasaron, todo lo que provocó el estreno de Cry Macho.

A los 91 años, Clint Eastwood sigue deslumbrando con su cine.

No, no me equivoqué, voy a escribir sobre Clint Eastwood. Y también voy a escribir sobre Clis Isguor. ¿Son la misma persona? Puede que sí, puede que no. Uno es el actor, director, productor y guionista que todos conocen. El otro, en cambio, es lo que significa para mí, el que encierra historias, procesos de maduración cinematográfica, desencuentros y un nostálgico viaje al pasado.

Todo comenzó cuando vi Ruta Suicida, a principio de los 80, cuando tenía ochos años apróximadamente. La sexta película dirigida y protagonizada por Clint Eastwood fue la que le dio puntapié a un vínculo con el director norteamericano que también involucra a mi papá, a mi viejo, actor fundamental de la adoración hacia Clint. A papá le gusta el western, o «las película de cadboy», como le gusta llamar a las películas ambientadas en el lejano oeste, y es quien bautizó, con su particular pero a la vez encantadora pronunciación del inglés, a Clint como Clis Isguor. Con él vi esa primera película y la inolvidable escena final del micro baleado por la policía, pero fue también quien me llevó a conocer a los otros personajes famosos del nonagenario director, como «Harry, el sucio» y «El hombre sin nombre«, de la trilogía del dólar de Sergio Leone. También junto a él vi mi primer western en cine a los 10 años, El Jinete Pálido, la undécima película dirigida por Clint Eastwood, que guarda estrecha relación con la reciente Cry Macho.

Esta pasión heredada me llevó a apasionarme con cada película de Clint Eastwood, sobre todo en las que interpretaba a Harry, El Sucio. Pero con el tiempo mi gusto por las películas cambió; ya no disfrutaba de la misma manera films donde un policía utilizaba métodos extremos y violentos para conseguir justicia y Harry dejó de ser un personaje de mi agrado. Su condición de “ejecutor” ante un sistema que no daba las soluciones, con formas que él entendía necesarias, me resultaba cuanto menos fascista. No voy a negar que las miraba si las daban en televisión, pero no podía dejar de cuestionar los métodos y, sobre todo, me cuestionaba a mi mismo por haber disfrutado de ellas. Por eso, como en toda relación o vínculo, hubo un distanciamiento, en este caso motivado por la desilusión en torno el mensaje violento del personaje.

La aparición de Los Imperdonables produjo una reconciliación esperada, nada más y nada menos que uno de los mejores western de la historia del cine (sino el mejor). Eso me llevó a volver atrás para ver Bird, y la revinculación fue mayor. Luego de eso vinieron Un Mundo Perfecto, Medianoche en el jardín del bien y del mal, Río Místico, la obra más compleja y sórdida de Clint;, Deuda de Sangre, MIllon Dolar Baby (la mañana posterior a la noche en que la vi continuaba llorando), Los Puentes de Madison, etc. Todas películas que confirmaron mi sentimiento, pero que también ponían sobre el tapete muchas cuestiones interesantes como la justicia por mano propia (como una reivindicación de lo que había sido Harry Calahan), la religión, la fe, la eutanasia, los mandatos sociales, etc. Me quedaba muy claro que Clint Eastwood ya no era más ese policía fascista y violento que me había llevado a tomar distancia.

Ahora llegó Cry Macho, y no sé si fueron las consecuencias de la distancia con los parientes más cercanos producto de la pandemia, pero ver a Clint Eastwood me llevó a recordar a Clis Isguord, lo que me trajo muchas dificultades a la hora de escribir una crítica objetiva. Pude elaborar una donde resaltaba lo que me pareció más interesante de la película, pero no le critiqué algunas actuaciones, momentos cursis, ni algunas situaciones forzadas porque me pareció que no valía la pena hacerlo; ni hablé de algunas cuestiones técnicas que me parecieron maravillosas. El sentimiento fue por otro lado, la presencia de Clint, su caminar lento y encorvado me emocionaron. Incluso dos o tres primeros planos de él me provocaron alguna lágrimas, cuyo por qué no lograba comprender.

Recordando lo que Paul Schrader decía: «Una buena película comienza cuando salís del cine», Cry Macho quedó dando vueltas en mi cabeza. Me encontré pensando una y otra vez cada escena, recordando momentos, diálogos, situaciones y canciones. Sin embargo, lo que más admiración me despertaba, lo que recurrentemente cooptaba mis ideas y sentimientos sobre el film, era la actuación de Clint, su imagen imponente, así como la pregunta sobre por qué me emocionó tanto verlo. Escribiendo estas líneas me doy cuenta que la emoción no fue por haber visto la última película de Clint Eastwood, fue porque estuve viendo «la última de Clis Isguord». ¡Eternas gracias por tu cine, Clis!

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2 thoughts on “Hablemos de Clis Isguor.

  1. el negro marce says:

    querido esto fue una pelicula hagomos algo para homenajear al macho de clin esagood , muy cursi y ademas fantasmagorica como un tipo de 90 años se sube como si nada aun caballo salvaje y lo deja como seda jajajajajajajajaj el gallo es el papel mas lindo y divertido y encima le dice POLLO toda la peli jajajaja

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    1. Bruno Calabrese says:

      Creo que la nota es clara en cuanto a dejar afuera algunas cuestiones negativas sobre la película porque a quien la escribe lo une un vínculo afectivo con el director que supera cualquier análisis racional y objetivo. Recomiendo releer de nuevo para comprender mejor el espíritu del artículo. Gracias por la opinión.

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