[RESEÑA] La Abuela de Paco Plaza.

Nuestra puntuación

Llegó a HBO Max, la película de terror española del director de REC, Verónica y Quien a hierro mata.

Desde su debut en el 2002, con su ópera prima El segundo nombre, adaptación de la novela de Ramsey Campbell, Paco Plaza se ha ubicado como uno de los directores a seguir dentro del género de terror español. La oportunidad de confirmar lo que se esperaba de él, llegó con Romasanta, la caza de la bestia (2004), una película irregular que nos hizo dudar sobre su futuro. Pero la dupla que formó junto a Jaume Balagueró nos trajo [REC], una de la mejores sagas del género, siendo, precisamente, el capítulo más divertido el que Paco dirigió en solitario [•REC]³: Génesis (2012).

Volvió a sorprendernos en 2017 con la que puede considerarse una de las mejores películas de posesiones y fenómenos paranormales de los últimos años, Verónica, basada en un aterrador hecho real acontecido en el Vallecas de la década de los 90. Tocar techo pareció alejarlo del horror para volcarse al thriller con el antes de tomarse un puntual descanso del horror para dirigir una excelente muestra de thriller criminal protagonizada por Luis TosarQuien a hierro mata (2019). La abuela es la vuelta del director al género que mejor conoce, partiendo de una idea original del propio Plaza, pero cuyo guión estuvo a cargo de Carlos Vermut, uno de los más importantes cineastas más importantes de España., como demostró en la genial Magical Girl.

En La abuela cuenta la historia de Susana (Almudena Amor), una chica que lleva años haciendo una carrera como modelo publicitaria. La ciudad Madrid se ve empapelada con su imagen, promocionando perfumes o ropa de marca. Ella está en París, a punto de firmar contrato con una marca que la lanzará definitivamente al estrellato. Sin embargo, tan exitosa carrera se ve interrumpida cuando recibe una llamada desde Madrid para que acuda a hacerse cargo de su abuela (Vero Valdez), una señora de 85 años que ha sufrido un derrame cerebral que la ha dejado con las facultades físicas y mentales muy reducidas, por lo que requerirá atención y cuidados constantes, siendo Susana la única familiar con la que cuenta. La materialización del gran sueño de Susana está ahí, al alcance de la mano y no puede esperar. Es ahora o nunca. Tiene 25 años, una edad en la que las modelos comienzan a parecer mayores a las agencias y no puede rechazar la oferta que se le presentó. Pero las obligaciones que acarrean los lazos familiares y de cómo esa nieta de la que su abuela cuidó en su más tierna infancia, cuando lo necesitó, es ahora quien debe devolver el favor a la mujer y dedicarle todo su tiempo en los que podrían ser sus últimos años de vida. El dilema de anteponer compromisos hacia los seres queridos por encima de los propios sueños, o si, por el contrario, hay que ser más egoísta.

Pero apenas se reencuentra con su abuela comenzarán a aparecer otros dilemas: el miedo a envejecer, y a la decrepitud. Susana ya no reconoce a la belleza que fue su abuela, plasmada en distintos retratos de la casa, en ese cuerpo huesudo y deteriorado que tiene que bañar cada día, comprendiendo que también su físico tendrá los días contados. Susana también ve el tiempo pasar en su cuerpo, con una muy sintomática escena en la que la protagonista, mientras se contempla en el espejo, se percata de que tiene una cana y actúa arrancándola con fuerza de su cabellera, como si con ello detuviese el paso inclemente del tiempo

Ahora, planteado esto y teniendo en cuenta el historial de Paco Plaza. ¿La Abuela es una película de terror?. Por supuesto; el mismo tipo de horror que hace poco vimos en Relic de Natalia Erika James o en la película argentina Nocturna: La Noche de un Hombre Grande de Gonzalo Calzada. Pero detrás de su fachada, esconde algo mucho más profundo y perturbador que un festival de sustos y clichés a los que estamos acostumbrados. La búsqueda de la eterna juventud, resumido con el mítico bolero El reloj, que suena recuerda que cada hora que pasa nos acerca cada vez más al final. Todo ese complejo dilema se da en una atmósfera asfixiante que se presenta cuando los cuidados de Susana hacia la anciana se convierten en una prisión para la joven, superada por el ambiente enrarecido que se ha instalado en una casa cargada de recuerdos de un pasado con muchas sombras y por una serie de espeluznantes acontecimientos que empiezan a minar su salud mental.

Almuneda Amor y Vero Valdez protagonizan La Abuela

Luego de su aparición en El Buen Patrón, Almudena Amor vuelve a ofrecer otra potente interpretación, logrando hacernos sentir como propia la difícil situación a la que se enfrenta su personaje. Mientras que la antigua modelo Vera Valdez aporta una presencia tenebrosa sin pronunciar una palabra, valiéndose, sobre todo, de su inquisitiva mirada y, de un trabajo de caracterización que la transforma en una criatura tan aterradora como realista. Lo único reprochable puede ser la supuesta sorpresa final, presentada de manera anticipada en los primeros minutos de película, pero lo importante de La abuela no es a dónde nos quieren llevar Plaza y el guion de Carlos Vermut sino el modo en que lo hace, absolutamente magistral, con secuencias que recuerdan al mejor cine de terror de Dario Argento o de Roman Polanski.

Espejos y reflejos, vidrios y cuadros; cuerpos que se avejentan por el inexorable paso del tiempo, la dependencia física y emocional; el ritmo parsimonioso, casi anodino, del oscuro requiém hacia el final de la vida. Mezclando elemento esotéricos y aplicando a través del relato simbolismos relacionados con la temática, Paco Plaza logra en La Abuela su obra más madura y se suma a la corriente del «elevation horror» encabezada por directores de la talla de Ari Aster, Robert Egger o Jordan Peele para componer una mirada tenebrosa sobre la vejez y la obsesión por verse joven.

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