Luego de presentarse en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, llega a las salas nacionales la coproducción de Italia, Francia y Argentina.
Alessio Rigo de Righi y Matteo Zoppis realizaron en 2013 su primer proyecto en común, Belvanera, el primero rodado en Vejano, una ciudad de la región de Tuscie que se ha convertido desde entonces en el lugar desde el que crean y del que se alimentan artísticamente hablando. Luego estrenaron Il Solegno y ahora, con La Leyenda del Rey Cangrejo (Re Granchio), cierran una trilogía que parte de las historias populares (relatos, cuentos y leyendas orales) que los cazadores del lugar les van contando.
En la película sigue la historia de un personaje llamado Luciano, encarnado por el debutante Gabriele Silli, en una pequeña comunidad italiana, un descarriado a fines del Siglo XIX que se atreve a enfrentar al príncipe del lugar, pero que en un gesto de rebeldía no se da cuenta de que ha incendiado un castillo con alguien adentro. Para evitar la cárcel se va “al culo del mundo”, a Tierra del Fuego, y allí comenzará el otro relato, donde el protagonista intentará hallar un tesoro.
Luego de explorar distintos mecanismos expresivos en torno al documental con sus dos largometrajes anteriores, La Leyenda del Rey Cangrejo cierra la trilogía desplazándose de manera evidente hacia la ficción. Dividida en dos partes, en la primera aparecen los propios cazadores (el registro documental se mantiene) que arrancan la historia de Luciano, una leyenda que la película reelabora, construye y reconstruye a través de varios relatos que se entrecruzan y se mezclan y donde se juega con elementos surreales y mágicos como el cangrejo del título. Una historia donde su protagonista intenta encontrar su lugar en su sociedad primero alzándose contra el poder local, pero que luego se transforma “en un individualista en busca de oro” con toques de western rural.
Su particular reinterpretación fílmica se potencia gracias a la impactante fotografía, en el que también la música juega un papel esencial. Por un lado escuchamos música cantada (que conduce y detalla la narración) y que forma parte de canciones populares tradicionales italianas que son recuperadas y revitalizadas a través del film. Mientras que, en otras partes, un acompañamiento instrumental, compuesto específicamente para el film, en base a distintas canciones folk, que sirven también como puntuación emocional de la trama. Pero La Leyenda del Rey Cangrejo no es solo fascinante por su puesta en escena, también es potente en el sustrato que se esconde detrás de las historias, que nos hablan de las segundas oportunidades y, finalmente, también de amor, a través de un interesante y exigente ejercicio de estilo que reivindica la transmisión de esas leyendas populares.
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