El cine de ¿terror? francés vuelve a irrumpir en la plataforma Netflix con la llegada de la película estrenada en el SITGES 2020.
No se dejen llevar por el título, ni por el cartel, ni por el género en que aparece dentro de la plataforma. O la premisa, que dice que La Nube es una película sobre saltamontes asesinos, pero tiene más en común con películas como Minari que la mayoría de las películas de serie B sobre insectos carnívoros. El primer largometraje del director Just Philippot, se parece más a un drama social conmovedor, delicadamente escondido debajo de todas las langostas que zumban.
La verdadera niebla asesina que se cierne sobre La Nube es la pobreza. Virginie (Suliane Brahim) es una madre soltera que hace todo lo posible para mantener la granja familiar en funcionamiento para sus dos hijos, Laura (Marie Narbonne) y Gaston (Raphael Romand). Sin suficiente tierra y agua para los cultivos y los animales, comienza a cultivar langostas, triturando los insectos muertos para fabricar harina rica en proteínas para la alimentación animal y los mercados orgánicos. Mantener los saltamontes es un trabajo duro, especialmente cuando comienzan a secarse y morir por falta de comida.
Enfrentada a la bancarrota y la ruina, Virginie pierde los estribos y comienza a romper cosas, cortándose el brazo y desmayándose. Cuando se despierta, todos los saltamontes están bebiendo su sangre y comienzan a verse mucho más saludables. Hacia donde van las cosas a partir de aquí es fácil de adivinar: de la sangre de cerdo se irá al sacrificio de la cabra-mascota de los hijos, de la cabra a los perros perros perdidos y de ahí al horror que promete el póster, pero La Nube se las arregla para mantenerse a distancia de ser el tipo de película de terror que uno puede esperar.
Para aquellos que odian los insectos, resultará difícil ver algunos de los primeros planos en donde los saltamontes se arrastran y mordisquean (con algunos momentos sangrientos que probablemente te aleje de la vida rural por un tiempo), pero Philippot rara vez se inclina hacia el terror, prefiriendo hacer foco en el horror del mundo real de una familia que lentamente se desgarra por preocupaciones financieras. Se dice algo sobre la crisis alimentaria mundial y la forma en que los seres humanos explotan los recursos naturales, pero está más preocupada por lo lejos que tienen que llegar algunas personas para intentar mantenerse a flote.
Brahim protagoniza la película con una fuerte actuación (no muchos actores pueden librarse de la angustia, la desesperación y la loca obsesión mientras están cubiertos de saltamontes) y Philippot equilibra el drama social y el terror progresivo con delicadeza. Las conversaciones dolorosas en la mesa y la angustia adolescente reprimida se hacen presente mientras el ensordecedor zumbido de los insectos suena de fondo. Un final apresurado envuelve las cosas con un guiño a The Birds de Alfred Hitchcock, y el interés amoroso con el vecino se siente innecesario, pero igualmente, La Nube vuela alto para ofrecer una mirada inteligente e íntima de una crisis financiera-familiar donde tensiones propias de una existencia dura, como la incomprensión, la decepción y la irritación, se hacen presente.