Luego de ser premiado en el Festival Internacional de Mar del Plata, llega a los cines argentinos el nuevo documental de Cecilia Kang.
Partió de mí un barco llevándome, sorprendió en el último Festival de Cine de Mar del Plata, alzándose con los premios del Jurado y del Público. Kang entrelaza dos historias, por un lado, seguimos a Melanie, una adolescente coreana que reside en Argentina y estudia actuación. La cámara la acompaña en su rutina diaria, interactuando con su madre, asistiendo a clases con Julio Chavez, y participando en castings. Por otro lado, se nos presenta la historia de las «wiambu» o «mujeres de consuelo»: mujeres coreanas que fueron secuestradas durante la Segunda Guerra Mundial para satisfacer los deseos sexuales del ejército japonés.
Estas dos narrativas convergen cuando Melanie, durante un casting, debe interpretar un texto de una wiambu. La experiencia la conmueve profundamente, llevándola a investigar más sobre esta trágica realidad. A partir de este momento, el documental se convierte en un diálogo entre el pasado y el presente del rol femenino, explorando las diferencias culturales entre Argentina y Corea.
Cecilia Kang consigue transmitir la calidez y gracia de Melanie, tanto como persona como personaje, infundiendo al documental las emociones de su protagonista. Disfrutamos con ella cuando viaja a Corea y se reencuentra con su hermano, reflejando el sentimiento de Melanie de ser una extranjera en su propia tierra. Nos horrorizamos con ella al escuchar los relatos sobre las wiambu y nos conmovemos cuando visita un templo memorial en homenaje a estas mujeres.
Partió de mí un barco llevándome se convierte así en un documental sencillo que logra trascender su aparente modestia para ofrecer una exploración rica y emotiva sobre la identidad, la memoria y el impacto duradero del pasado en el presente. A través de la historia de Melanie y su descubrimiento de las «wiambu», el documental nos invita a reflexionar sobre la resiliencia y la conexión humana a lo largo del tiempo y la distancia; una prueba de que, cuando se cuenta una historia con honestidad y sensibilidad, puede tocar fibras universales y resonar profundamente en la audiencia.