El cine de terror ruso vuelve a las salas argentinas, esta vez emparentada con las clásicas historias ambientadas dentro de aviones.
Pasajero 666 se inicia con un accidente aéreo en el que solamente sobrevive una pequeña niña, quien se vuelve una celebridad y es entrevistada años después, cuando se ha convertido en una psiquiatra famosa (Svetlana Ivanova) que viajará con su hija, quien que tiene la misma edad que ella cuando sufrió el accidente. Para comenzar, el vuelo es retrasado por el mal tiempo, lo que hace que viajen pocos pasajeros: una pareja de ancianos que asistirán a la boda de su hijo, un ex corresponsal de guerra, un burócrata hastiado y un dibujante compulsivo. El vuelo se convertirá en una pesadilla cuando un pasajero sufra un ataque cardiaco, otro se queme terriblemente y la psiquiatra reviva sus traumáticas experiencias.
El largometraje del director del corto Hospice, quien se ha dedicado mayormente a la televisión trata de evitar los clichés de cintas aéreas y muchas veces lo logra. Apoyado en un buen reparto que saca adelante sus papeles (sobre todo de la madre y la pequeña hija), sorprenderá a los espectadores con su giro final y sus efectos prácticos el film que emula a los clásicos films de terror en el aire, aunque más cerca de indagar cuestiones psicológicas como Nightmare at 20,000 Feet de The Twilight Zone o Flightplan de Robert Schwentke que Red Eye de Wes Craven .
Con el ritmo justo para su breve duración, Pasajero 666 es una interesante propuesta que se suma al largo catálogo de cintas de terror aérea. Apoyada en buenas actuaciones, peculiares personajes y una historia sobre traumas que luego pasará a lo sobrenatural el cine ruso de horror vuelve a aterrizar en las salas nacionales; logrando mantenernos expectante hasta el final para saber que es lo que realmente sucede en ese extraño vuelo.