Este jueves se estrena en cines la nueva película del director de la primera entrega de Escuadrón Suicida, Fury, Bright, End of Watch y El Recolector.
Luego de Beekeper: Sentencia de Muerte, Jason Statham vuelve a colaborar con el director David Ayer. Esta vez con un thriller de acción basado en la novela Levon’s Trade de Chuck Dixon. Bajo un guion coescrito por Sylvester Stallone, quien también figura como productor, la película intenta recuperar la esencia del cine de acción clásico, pero el resultado es una historia predecible y carente de matices.
La trama sigue a Levon Cade, un exsoldado de operaciones encubiertas que se infiltra en los bajos fondos de Chicago para rescatar a Jenny, una joven secuestrada por una organización de trata de personas dirigida por la mafia rusa. Desde el inicio, la película deja claro su tono: la primera escena de acción muestra a Cade torturando brutalmente a un sospechoso, marcando el ritmo de una historia que avanza a través de enfrentamientos violentos y sin mayores sorpresas.

Uno de los principales problemas radica en sus personajes. Cade es una máquina de combate eficiente, pero sin profundidad emocional, mientras que los antagonistas carecen de verdadera presencia. Jason Flemyng intenta aportar carisma al líder criminal Wolo, pero su interpretación resulta excesiva. Su hijo Didi (Maximilian Osinski) y sus secuaces Viper y Artemis (Emmet J. Scanlan y Eve Mauro) cumplen con su papel de villanos sin aportar demasiado al conflicto.
La dirección de Ayer, conocido por su enfoque crudo en películas como Fury y End of Watch, aquí se siente más convencional. Las secuencias de acción están bien ejecutadas, pero se tornan repetitivas y previsibles, sin el impacto o la intensidad de sus trabajos anteriores. Una de las pocas escenas destacadas es un enfrentamiento dentro de una furgoneta con Cade atado de manos, aunque incluso este momento se resuelve de manera esperada.
El mayor problema de Rescate Implacable es su falta de dinamismo narrativo. Con casi dos horas de duración, la historia se estira innecesariamente, sin giros que realmente aporten tensión o sorpresa. La presencia de David Harbour como Gunny, un excompañero de Cade, ofrece algunos momentos más ligeros, pero su personaje tampoco tiene el desarrollo suficiente para equilibrar el tono de la película.
A pesar de sus limitaciones, el filme logra algunos aciertos, como la construcción de personajes femeninos con mayor protagonismo. Jenny no es una víctima pasiva y la hija de Cade parece aceptar con naturalidad el mundo en el que se mueve su padre. Sin embargo, estos elementos no son suficientes para compensar una historia que se siente mecánica y poco inspirada.
En definitiva, Rescate Implacable es un thriller de acción que cumple con los elementos básicos del género, pero sin ofrecer nada novedoso o particularmente memorable. Statham demuestra su eficacia habitual en este tipo de roles, pero la película se queda a medio camino entre el homenaje al cine de acción clásico y una simple reiteración de fórmulas ya conocidas.