Sound of Metal de Darius Marder. Crítica.

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Presentada en el Festival de Toronto 2019, se estrenó en Amazon Prime Video el drama íntimo que indaga en la vida de un músico a punto de perder la audición.

Riz Ahmed se luce en Sound of Metal

Ruben (Riz Ahmed) es un joven baterista de punk rock y heavy metal. Junto a su novia Louise (Olivia Cooke) tienen un dúo llamado Blackgammon. Ambos van realizando una gira por Estados Unidos. Las heridas de ella se por un pasado difícil residen en sus brazos tajeados, en cambio, las de el no están a la vista. Hoy su vida es feliz haciendo lo que mas les gusta, tocar música juntos. Pero todo se desmorona cuando Ruben nota que está perdiendo la audición. Al no tener dinero para afrontar la colocación de un implante decide internarse en una clínica para sordos donde tratará de hacer frente a una vida de nuevos sentidos.

Sin apelar al discurso de redención y superación, el film nos sumerge en el mundo de sensaciones de Ruben, interpretado de manera brillante por Riz Ahmed (Venom, Nightcrawler, Rogue One). El actor logra una fascinante interpretación, hirviéndose en el resentido silencio de los furiosos pero resignados, sostenido por un frágil autocontrol marcado por arrebatos de rabia y violencia que le aplica a su batería. Pero un día se vuelve sordo y hace que el fantasma de adicciones pasadas se haga presente cuando no tiene su herramienta expresiva que evita autoflagelarse con drogas. Ahmed se encierra en algo extraordinario como Ruben, un hombre que teme que su versión de estabilidad cuidadosamente construida se desmorone. 

Su otro sostén es su novia Louise, una joven de aparente inestabilidad (sus heridas en los brazos nos da esa sensación) es el motor que le da impone la responsabilidad de estar bien para cuidar de ella. Por la mañana, prepara batidos de desayuno en la acogedora casa rodante que comparten como hogar, y por la noche, pulveriza su batería en el escenario. Los sentidos de la rutina y el propósito que estas actividades le dan a su vida hacen mucho para mantener al adicto limpio por cuatro años. Necesita estos programas como una salida más segura para sus impulsos autodestructivo. Pero cuando se vuelve sordo un día su mundo se derrumba.

Ella no puede quedarse en la granja por lo cual decide volver con su padre (Mathieu Amalric), pero igual hará frente al problema. El sabio patrocinador del centro de rehabilitación (Paul Raci) le dirá que se ve y suena como un adicto mientras habla de obtener un implante de bypass de cóclea por cualquier medio necesario. En ese contexto, Marder combina las líneas de falla en la personalidad de Ruben, ambas derivadas de la incapacidad de estar solo con sus pensamientos.

El diseño de sonido elaborado y expresivo de la película la distingue de la mayoría de historias sobre adictos en recuperación al colocar a la audiencia en subrogación con el dolor de Ruben. Las primeras escenas de los conciertos bombardean a los espectadores con paredes de ruido de altos decibelios. El poderoso comienzo será solo una alucinación, ya que la aproximación de Marder a la sordera parcial y metálico sonido distorsionado de la audición que ofrece el implante es agonizante.

Poderosa en el inicio con la fuerza del punk rock; con un clima intimo, de profundos silencios en casi todo su desarrollo, Sound of Metal es un film que se caracteriza por sus tomas largas; con su cámara espía hace que por momentos la película funcione como una especie de documental donde muestran la vida de una comunidad de sordos y sus experiencias sensoriales. Pero la adaptación del joven a una nueva vida y su paz interior hacen que se transforme en un film conmovedor, potenciado por la extraordinaria actuación de Riz Ahmed.

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