Este jueves se estrena en cines argentinos, la película ganadora del Premio Especial del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
Sinopsis:
Tres Hermanos cazadores Patagónicos, metaleros, lidian con sus problemas de manera hermética, se reúnen en el campo paterno después de mucho tiempo. El Menor se siente atraído por un compañero de jiu-jitsu. El Mediano es diagnosticado con cáncer testicular. El Mayor pierde su trabajo en un barco pesquero y vuelve al pueblo enganchado a la cocaína. Mientras tanto, las lluvias amenazan con un alud en el bosque quemado que rodea su aserradero.
Crítica:
La nueva película del director de Zanjas presenta la masculinidad tóxica en toda su fealdad, a través del retrato de tres hermanos que viven en la Patagonia, lidiando con diferentes formas de violencia, muchas de ellas arraigadas en traumas familiares y inseguridades personales. Filme tenso, que casi parece un western sureño en heladas y despobladas regiones, donde las tensiones laborales se mezclan con las regionales entre argentinos/chilenos y las sexuales.
Uno de ellos no ha podido superar el trauma de la muerte de su madre y consume cocaína constantemente, sin conocer a su hija fruto de una relación fallida. El segundo, encargado del aserradero familiar, trata de llevar adelante el negocio sin prestar atención a las recomendaciones de su experto tío, y además lidia con una enfermedad testicular. El tercero, el más joven, es amante del metal y una persona violenta, causando problemas con su novia y su familia. Estos tres individuos son claros ejemplos de la toxicidad masculina que se ha transmitido de generación en generación en un entorno laboral rudo y difícil.
Tres Hermanos es una potente película, donde el heavy metal de bandas locales como Malón y Horcas suena a menudo, rompiendo la calma del desolado paisaje patagónico. Una muestra de hombres tóxicos que creen poder dominar su entorno, pero eventualmente se dan cuenta que es imposible y que todas las acciones tienen consecuencias. En ocasiones, su comportamiento agresivo es insoportable, pero también se entiende que gran parte de él proviene de una cultura que enfatiza la masculinidad.