Se estrena en cines argentinos la comedia danesa que explora lo culinario y la inevitable llegada de la vejez.
Para descubrise a si mismas y pasar el mal trance de una de ellas, tres amigas adultas mayores viajan a un pueblo italiano para realizar un tour culinario en un finca. Marie (Kirsten Olesen) es quien recibe el regalo navideño de parte de sus hijos para que vaya con su esposo, con el que está casado desde hace 44 años. Pero esa misma noche recibe la ingrata noticia que este quiere separarse. Por eso decide viajar con sus amigas desde hace mucho tiempo. Berling (Stina Ekblad) es una de ellas, un personaje al que encanta coquetear, abraza la vida de soltera y tiene una relación fracturada con su hija. Vanja es la otra (Kirsten Lehfeldt), una mujer viuda desde hace oho años y que aún añora a su difunto esposo. Las tres mujeres descubren que nunca es demasiado tarde para hacer algunos cambios y adoptar una mejor versión de sí mismas.
Ambientada y filmada en Apulia, en el sur de Italia, un lugar que nos brinda escenarios agradables y una luminosa atmósfera que hacen que el relato se transforme en un placentero viaje turístico que contras con los fríos hogares de los protagonistas. Mucho más cuando se combina con las muchas tomas de suntuosas comidas que pueden atraer a aquellos que disfrutaron de Julie & Julia, u otras porno culinarias como la reciente Una Pastelería en Nothing Hill. Se presenta a sí misma como un viaje para sentirse bien y edificante, pero también tiende a sentarse más en el lado dramático cuando toca algunos tópicos interesantes como la inevitable llegada de la vejez y el paso del tiempo. En el medio hay algunos percances y desventuras menores, pero estas bromas tienden a ser planas aunque no desentonan con el tono general.
El elenco principal (Ekblad, Olesen y Lehfeldt) comparten una buena química entre ellas y ambas ofrecen sólidas actuaciones. Mientras que dos de los personajes secundarios: santurrones fanáticos de la salud (Mia Lyhne y Rasmus Botoft) son más irritantes pero se complementan con los protagonistas, incluido el anfitrión Alessandro (Michele Venitucci) y el miembro de la clase, Jacob (Troels Lyby).
Ubicada en algún lugar entre Eat, Pray, Love y Sex & the City para mujeres maduras, Una Receta Perfecta funciona gracias a su apacible naturaleza, su pintoresca atmósfera y al uso de la gastrono,ía como herramienta de metáfora superadora. A pesar de ser una película predecible es un relato ameno que combina muchos elementos de películas clásicas sobre la amistad en la adultez como Mamma Mia y algún divertido homenaje a Thelma & Louise, que atraen a los espectadores que buscan un poco de entretenimiento ligero.