Billie Eilish: The World’s a Little Blurry de R.J. Cutler. Crítica.

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Se estrenó en Apple TV+ el documental que retrata vida de la ascendente cantante desde sus inicios hasta arrasar en los premios Grammy.

Toda la energía de la joven y ascendente artista se ven reflejados en el documental de Apple TV+.

A esta altura no es necesario explicar quien es Billie Eilish Pirate Baird O’Connell. Con apenas 19 años, la joven artista norteamericana, nacida en Los Ángeles, ya tiene una carrera de seis años en la cima de la música, junto a Finneas Baird O’Connell, su hermano pero también productor y compositor de buena parte de su música. Solo 13 años tenía cuando se hizo famosa por  el tema Ocean Eyes, lanzado originalmente por SoundCloud el 18 de noviembre de 2015. Hoy su carrera está en la cúspide de la ola, luego de arrasar con los premios Grammys con su único álbum de estudio When We All Fall Asleep, Where Do We Go?, lanzado en 2019. Pero cuando la fama y el éxito llegan tan pronto, no es fácil para alguien tan joven, en un mundo donde las presiones por mantenerse en lo más alto, son cada vez más exigente.

Con una breve intro donde vemos los inicios de ella, gracias a videos caseros, la primera media hora del documental nos muestra el proceso creativo de su único disco. Dentro de una pequeña habitación, Billie y Finneas componen los temas que formarán parte del primer y único disco. Sirve de excusa para que nos insertamos de lleno, no solo en el plano musical, sino en la vida de una adolescente cuyo talento le impone presiones que no cualquiera puede superar. La niña de solo 13 años que idolatraba a Justin Bieber hoy se encuentra en el mismo lugar que él y las consecuencias de las exigencias parece empezar a hacer mella en Billie Eillish. No es casualidad la aparición de Justin en el documental, ambos se profesarán mutua admiración pero sobre todo consejos para poder sobrellevar la responsabilidad de la fama.

La presencia de sus padres en casi toda la gira (al momento de las mismas Billie es menor de edad) y un novio ausente, inmerso en sus depresiones, forman parte del micromundo hogareño, junto con su talentoso hermano. En todo el documental veremos como las relaciones con ellos irán mutando. Sus progenitores pasarán de ser testigos del crecimiento musical de la niña a convertirse en sostén anímico y guía en el duro peso de las responsabilidades que comenzarán a aparecer en el camino de Biilie Eillish. Mientras que la relación con Q, su novio verá su fín en medio de una gira, con todo lo que acarrea afrontar el duelo por el fin de una relación. Pero en el vértigo de la fama no hay tiempo para lamentos ni lágrimas, sobre las espaldas de Billie están la dependencia de mucha gente que trabaja a su alrededor que exige que la máquina no frene. Similar a lo que habíamos visto en el documental de Katy Perry: Part on Me, quién en medio de una gira deberá superar el divorcio con Russell Brand, funciona como ejemplo de una artista que se convierte en una empresa de la industria musical. La artista californiana será otra de las protagonistas del film cuando se producirá un divertido encuentro entre Katy Perry y su pareja actual, Orlando Bloom, con Billie Eilish.

Cámara en mano, seguimos a Billie Eilish durante toda la gira, en sus encuentros con los fans, mechado con imágenes de su show debut en Coachella, en su accidentado espectáculo en Milán, donde sufrió una torcedura de tobillo que casi la obliga a abandonar, Australia, Europa y Estados Unidos hasta llegar al momento más importante de su carrera, la entrega de los Grammys, donde se llevará los premios más importantes.

El carácter íntimista y familiero, la gama de colores fríos que se contrapone con la colorida vestimenta de ella hacen de Billie Eilish: The World’s a Little Blurry un documental de llamativa estética indie, cuya dos horas y veinte minutos no se hacen densas y nos deja con gana de más ya que no solo muestra a una talentosa artista, también a una adolescente modelo de una generación hiperconectada (pocas veces la vemos a Billie sin el celular en mana), cuyos conflictos, inseguridades y miedos se ven reflejados en su oscura música.

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