Prisoners of the Ghostland de Sion Sono.

Nuestra puntuación

Se estrenó online la tercera película del 2021 protagonizada por Nicolas Cage, esta vez bajo la dirección del excéntrico director japonés.

Nick Cassavetes y Nicolas Cage encabezan el elenco de la nueva película de Sion Sono.

Hoy por hoy, cualquier cosa que haga Nicolas Cage debería verse solo para ver qué nivel de Cageismos está cayendo. Se espera que exagere y sobreactúe, lo que transforma a toda película que haga en un viaje divertido por un sentimiento de vergüenza ajena y de admiración por la osadía que tiene el actor para interpretar cada uno de sus papeles. Aún puede ofrecer actuaciones dignas de un Oscar como sucede en Pig, pero es solo uno de los tres estrenos (Willy´s Wonderland es el otro) de este año de Cage y su papel en Prisoners of the Ghostland es más en la línea del tipo de locura que esperamos en una película de él. Para agregarle más condimentos a su estrafalaria locura, esta vez se ha asociado con el autor japonés Sion Sono (Tokyo Vampire Hotel y The Forest of Love), conocido por crear atmósferas extrañas y enigmáticas.

En esta película todo comienza cuando un robo a un banco termina con una matanza de civiles, el responsable, el héroe criminal (Nicolas Cage) es encarcelado en Samurai Town, mientras que su compañero, Psycho (Nick Cassavetes) es llevado a otra prisión. Hero se despierta en su prisión con un taparrabos y atormentado por lo ocurrido, es llevado ante el Gobernador (Bill Moseley), quien, a su vez, supervisa el burdel de geishas de la ciudad, vigilando de cerca a sus muchas “nietas”. Cuando una de ellas, Bernice (Sofia Boutella), desaparece después de aferrarse a una oportunidad de libertad, se encuentra atrapada en el misterioso Ghostland que rodea la ciudad. Decidido a recuperarla, el Gobernador arrastra a Hero y le pone un traje de cuero equipado con explosivos que detonarán en situaciones específicas, en un esfuerzo por obligarlo a devolverle a Bernice. Hero tiene tres días para traerla de regreso ilesa, teniendo cuidado de que cualquier posible desviación lo puede dejar permanentemente mutilado. Una vez en Ghostland, Hero deberá lidiar con un pasado que lo persigue y una comunidad descartada en un extraño páramo sobrenatural mientras intenta mantener su cabeza intacta.

Es evidente desde el principio que gran parte de Prisoners of the Ghostland no debe entenderse. Sion Sono está decidido a crear un mundo extraño, lleno de colores llamativos y texturas ricas que vacilan entre el sangriento robo del pasado reciente de Hero y la locura que lo rodea n su misión forzada. El robo podría haber terminado, pero Psycho, su compañero, termina perdiendo los estrios y provoca una matanza inexplicable, que incluye un niño pequeño parado frente a una máquina de chicles. Una vez que Hero pasa de ser un criminal a un prisionero y entra en una situación desordenada al estilo Escape from New York, todo se vuelve irracional. Hero es obligado a ponerse el traje de cuero negro que le dieron, activa los explosivos (pequeñas esferas que se iluminan de rojo pálido) que están alrededor de su cuello, en ambos antebrazos y dos en su entrepierna, uno para cada testículo. Todos esos explosivos están diseñados para para estallar si amenaza a Bernice o hace algún tipo de insinuación sexual hacia ella, incluso si piensa en ello. 

También se necesita un tiempo para que todo encaje en su lugar y se ponga en marcha, los guionistas Aaron Hendry y Reza Sixo Safai se toman su tiempo con la configuración y la exposición, mientras Sono trabaja en la construcción del mundo. Una vez asentada la historia, se convierte en una mezcolanza de espadachines samuráis y legendarios pistoleros, en medio de un pueblo oprimido que vive en un entorno tipo Cúpula de Trueno de Mad Max. Una vez ahí, después de dejar Samurai Town, Hero deberá abrirse camino a través de extraños predicadores y adoradores del tiempo, que junto a extrañas amenazas complican su esfuerzo por devolver a Bernice al Gobernador.

En el inicio, a pesar de quedar opacado por la estética, la paleta de colores y los números musicales que Sion Sono disemina a través del relato, Cage se da lugar para tener sus momentos de risas y mucho de eso tiene que ver con su lenguaje corporal y movimientos de acción que recuerdan al último Steven Seagal. En la segunda mitad de Prisoners of the Ghostland, Cage tiene la oportunidad de elevarse al Cage recargado, específicamente cuando un par de esos explosivos estallan y cuando da un exasperado discurso motivacional a los Ghostlanders. En una historia con imágenes oníricas y temores nucleares, siempre es bienvenido ver a Cage en escena, a pesar de las falencias que pueda tener la película o de tener la sensación de estar viendo algo sin sentido. Pero, al fin y al cabo, es una película de Sion Sono y Nicolas Cage ¿Qué otra cosa podíamos esperar?

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *